Efeméride 15 de mayo de 2020

Federico Krutwig Sagredo, ideólogo abertzale del siglo XX

Con 26 años fue nombrado académico de número de Euskaltzaindia. Propuso la unificación literaria del idioma basándose en el labortano del siglo XVII.

Federico Krutwig Sagredo, ideólogo abertzale del siglo XX

Tal día como hoy, el 15 de mayo de 1921, nació en Getxo Federico Krutwig Sagredo, un erudito y políglota político y escritor vasco del siglo XX, experto en más de 20 idiomas. De padre alemán y madre bizkaina, proviniente de una familia veneciana, sus estudios primarios los realizó en un colegio privado francés y el Bachiller en el Colegio Alemán de Bilbao. Después estudió Derecho en la Sorbona de París y Economía en la Universidad de Bonn, licenciándose en ambas carreras.

 

Aprendió euskera, muy joven, de forma autodidacta. En 1941 trabó amistad con el primer presidente de la Real Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia, Resurrección María de Azkue, con el que colaboraría hasta el fallecimiento de este. Ingresó en la Academia en 1943  a la edad de 22 años y a los 26 fue nombrado académico de número. Gracias a Krutwig, Euskaltzaindia inició su revitalización. Propuso la unificación literaria del idioma basándose en el labortano del siglo XVII.

 

En 1953, tras pronunciar el discurso de recibimiento al ingreso de Luis Villasante en Euskaltzaindia, en el que criticó la actitud de la iglesia para con el euskera, se vio obligado a partir al exilio y refugiarse en Iparralde. Una consecuencia más de la represión contra todo pensamiento vasco que sostenía el régimen franquista.

 

Tras vivir en Donibane Lohitzune y en París marchó a Alemania. En 1961 regresó a Iparralde e intervino en reuniones con otros refugiados. En estas reuniones se procedió a una revisión doctrinal del nacionalismo vasco. Fruto de estas reflexiones en 1963 publicaría “Vasconia” bajo el pseudónimo de Fernando Sarrailh de Ihartza. El libro tuvo una gran influencia en los integrantes de la naciente ETA.

 

Expulsado por las autoridades francesas, en 1964 se vio obligado a exiliarse en Bélgica.  Allí contactó con miembros de ETA e ingresó en el Biltzar Tipia, un órgano meramente consultivo. Posteriormente, se trasladó a Roma y poco a poco fue perdiendo contacto con la organización.

 

A la muerte de Franco, se estableció en Zarautz dedicándose, exclusivamente, a la reflexión y a la producción literaria.

 

Además de “Vasconia” publicó los siguientes libros: “La cuestión vasca” (1965), “Vasconia y la nueva Europa” (1976), “Mikelditarrak” (1979), “Ekhaitza” (1980), “Garaldea: sobre el origen de los vascos” (1978), “Belatzen Baratza” (1979). En 1982, dentro de la colección “Belatzen Baratza” publicó: “Jakintza-baitha”, “Erroten Burgiko mystérioa”, “Halbelnoren amazônak” y “Mystagintza zaharra”. Sus últimas creaciones fueron: “Crítica de la crítica” (1985) y “Los gitanos vascos” (1986).
 
Falleció en Bilbao el 15 de noviembre de 1998.