Nota de prensa 15 de diciembre de 2020

Conocernos mutuamente para aceptarnos

En el seminario organizado por la Fundación Sabino Arana y Euskaltzaindia se han analizado las nuevas políticas que conjugan la inmigración y el euskera en los ayuntamientos de la Comunidad Autónoma Vasca. - El objetivo del seminario ha sido explorar nuevas vías para posibilitar la integración lingüística y cultural de la población inmigrante utilizando el euskera como herramienta y, entre otras cosas, se ha concluido que hay que actuar de igual a igual con las personas recién llegadas, fomentando la cooperación intercultural.

Conocernos mutuamente para aceptarnos

Hoy, en la sede de la Sabino Arana Fundazioa, se han expuesto las reflexiones de expertos en euskera, diversidad y migración, así como las iniciativas locales que se están desarrollando en diferentes municipios vascos para acercar el euskera a las personas inmigrantes, a través de charlas y mesas redondas.

 

    La presidenta de Sabino Arana Fundazioa, Mireia Zarate, ha dado la bienvenida a todos los participantes, tanto presenciales como virtuales, y ha recordado que en 2019 la Fundación y Euskaltzaindia organizaron otro seminario sobre inmigración, con el objetivo de “reflexionar sobre los aspectos relativos a la convivencia entre las lenguas en nuestro país, desde el punto de vista del euskera”. “Hoy, ha continuado Zarate, hemos querido profundizar en este tema y traer a esta jornada algunas experiencias locales y buenas prácticas generadas en los ayuntamientos de Euskadi, fijandonos, asimismo, en los obstáculos y las trabas encontradas en este camino”. Por su parte, el presidente de Euskaltzaindia, Andres Urrutia, ha señalado que es urgente que las personas migrantes se sumen a la nueva ciudadanía vasca y sepamos de sus opiniones y actitudes, porque “el camino está claro: por un lado, tenemos que atraer a esa nueva ciudadanía, haciéndoles sentir que son parte activa de nuestra sociedad; por otro lado, tenemos que buscar consensos entre las diferentes instituciones y asociaciones y poner los medios para llevar a cabo ese objetivo”.

 

    En la primera intervención del seminario, José Antonio Oleaga, de la Fundación Begirune, ha expuesto algunas de las políticas públicas que se están llevando a cabo en materia de socialización e inclusión social, así como el lugar que ocupa el euskera en ese contexto. Así, ha presentado varios modelos de inclusión social, ofreciendo una amplia selección de datos. Por ejemplo, reconoce que, en la Comunidad Autónoma Vasca, el número de nuevos ciudadanos vascos con un buen nivel de euskera es pequeño (6,1%). Eso sí, también ha subrayado que los jóvenes que están en nuestro sistema educativo tienen un mayor conocimiento del euskera, como es previsible. Y otra conclusión significativa es que en los pueblos pequeños hay mayor tendencia a la inclusión que en las grandes ciudades. Sin embargo, ha lanzado una pregunta provocadora: “¿Hasta qué punto dejamos ser ciudadanos vascos a unos y a otros?”. Para finalizar, Oleaga ha recordado que “hay muchas formas de ser ciudadano/a vasco/a y que lo va a ser en el futuro”.

 

    A continuación, Xabier Aierdi, miembro también de la Fundación Begirune, insiste en la idea de que debemos tomarnos en serio el fenómeno migratorio y debemos tenerlo en cuenta todas las planificaciones municipales, contratando técnicos para hacer frente a la nueva situación, etc. Entretanto, ha propuesto también algunas preguntas”: ¿A quién corresponde principalmente acercar el euskera a la inmigración? ¿Ese trabajo corresponde solo a Educación? ¿Deben participar los ayuntamientos? ¿La sociedad debe tener responsabilidad en esa materia? ¿Tenemos que institucionalizar este importante asunto o hay que dejarlo en manos de la voluntad? Aierdi ha aclarado que se trata de una cuestión de tomarse en serio la inmigración: “Actualmente, en la Comunidad Autónoma Vasca una de cada ocho personas es inmigrante. Es una realidad seria. Es estructural, no se revertirá con el tiempo”.

 

    En ese sentido, Aierdi ha dicho que hay que crear una tormenta perfecta para afrontar el problema. ¿Cómo? Ha dado algunas claves: “teniendo en cuenta la inmigración, sobre todo, en las planificaciones vinculadas al euskera; identificando subcolectivos; teniendo en cuenta la presencia social del euskera; reforzando el papel de la escuela en los diferentes ámbitos lingüísticos; realizando una revisión profunda del sistema educativo para que se adapte a las nuevas situaciones; reforzando los proyectos escolares (dotándolos de recursos); incrementando el número de ayuntamientos (algunos ya han trabajado bastante la materia); atrayendo redes sociales (por ejemplo, gente jubilada con...); uniendo la inserción laboral y lingüística; fomentando la ejemplaridad (si los oriundos no hablamos euskera...); teniendo en cuenta la integración social y lingüística...”.

 

    Las investigadoras Enara Eizagirre y Edurne Urrestarazu han hablado sobre las vivencias y opiniones de los migrantes castellanoparlantes que viven en pueblos euskaldunes. Los investigadores han hecho públicos los resultados de la encuesta realizada en Azpeitia, Baztan, Berastegi, Dima, Etxarri-Aranatz, Igantzi, Ikaztegieta, Lekeitio, Mutriku, Muxika, Ondarroa, Oñati y Orio.

    Asimismo, también han explicado las características del proceso de aprendizaje del euskera, es decir, los factores que han permitido aumentar el conocimiento del euskera de los inmigrantes: los niños y la escuela, el tipo de trabajos que realizan, las redes de relación intensivas que conforman... “En la mayoría de los pueblos analizados, la mitad de los inmigrantes han tomado tiempo alguna vez para aprender euskera”, han explicado Eizagirre y Urrestarazu, “pero hay que tener en cuenta que todos ellos viven zonas en las que se habla habitualmente en euskera (arnasgune)”. Es decir, concluyen que la presencia del euskera en el día a día de los municipios y su uso tienen una gran influencia.

 

    Por último, también han querido mostrar dónde cuales son las fortalezas de los núcleos en los que el euskera tiene un uso intensivo, ya que en esas localidades se combinan dos factores, a saber, “el conocimiento del euskera adquirido de forma informal y los estudios formales de la lengua se alimentan mutuamente”.

 

Cooperación intercultural


    En la segunda parte de la jornada, los representantes municipales han puesto sobre la mesa experiencias locales. En este apartado, se han podido escuchar los testimonios de Ainara Ormaetxea, técnica de migración y diversidad del Ayuntamiento de Ordizia; de Samira Goddi, técnica de convivencia y cooperación del Ayuntamiento de Errenteria; y de Alex Vadillo y Elena Urzelai, técnicos de normalización lingüística del Servicio de Euskera del Ayuntamiento de Vitoria.

 

    Lo que ocurre en Ordizia es un claro espejo de la situación actual, con un 18% de nacidos en el extranjero, el mayor porcentaje en municipios de la Comunidad Autónoma Vasca. En este sentido, desde el propio Ayuntamiento se intentan crear redes entre instituciones y ciudadanía, convirtiendo a las y los ciudadanos en sujetos activos. También cuentan con un protocolo de acogida propio. “Tenemos que trabajar entre la ciudadanía un modelo de gestión de la convivencia y la diversidad. Construir un relato proyectando lo que nosotros queremos crear”, ha explicado Ainara Ormaetxea. Ormaetxea ha explicado que si queremos lograr la integración real de la nueva ciudadanía vasca, hay que cambiar las cosas “de raíz”, estableciendo “políticas integrales de euskaldunización”. “El euskera es algo más que un instrumento de comunicación, y queremos que los recién llegados se conviertan en sujetos políticos, desde el euskera”, es decir, propone una “colaboración intercultural” continua.

 

    En Errenteria, las cifras no son tan elevadas, pero sí significativas. El municipio tiene 40.000 habitantes y el 10% ha nacido en el extranjero. Samira Goddi ha dicho que se esfuerzan por fomentar la diversidad, “protegiéndola y reconociéndola”. En esta localidad también tienen un plan de acogida municipal: “A los niños y niñas recién llegadas se les ofrece refuerzo en euskera, hay un servicio de intermediación intercultural (grupo de lectura fácil, punto de encuentro de idiomas...), intentamos hacer frente a los prejuicios sobre el euskera... Pero no todo son respuestas, también quedan preguntas en el aire: “¿Qué debemos hacer para que los recién llegados se interesen por el euskera y, a su vez, jugar a favor de la riqueza colectiva? ¿Cómo compaginar esas dos ideas?”. Goddi ha sugerido que ahí podría estar una de las claves de la integración real.

 

    Por último, Alex Vadillo y Elena Urzelai, técnicos de normalización lingüística del Servicio de Euskera del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, han expuesto en el seminario los esfuerzos realizados en los últimos años en la capital alavesa: subvenciones concedidas, campañas organizadas por Anhitza Topagunea, etcétera. Ambos han subrayado que Vitoria-Gasteiz  es “una ciudad plural” y, en este sentido, recuerdan lo que dice el Plan de Diversidad del Ayuntamiento de Vitoria, es decir, que no se trata de “fomentar la diversidad cultural, sino de fomentar la cultura de la diversidad”. Por tanto, “el monolingüismo no es la solución”, ya que defender lo local no significa “cerrar las puertas a otras culturas”. En este sentido, admiten que el euskera puede ser una “lengua de cohesión” en la capital alavesa.

 

    También han compartido con los oyentes los pormenores del Plan de Acción para la Promoción del Euskera 2013-2017, explicando que hay que crear nuevos recursos para ayudar a los inmigrantes, y también crear canales de comunicación entre los agentes de la ciudad, por ejemplo, junto con el servicio municipal de Diversidad municipal... Para concluir, el y la técnico de Vitoria-Gasteiz han formulado tres ideas-clave: “El monolingüismo es imposible (ni siquiera deseable, seguramente); el plurilingüismo es el mejor camino que tienen las lenguas pequeñas y medianas para sobrevivir; y la necesidad de actuar de igual a igual, ya que la integración es bidireccional: conocernos mutuamente para aceptarnos.