Nota de prensa 19 de octubre de 2017

Recuperando la memoria de la cultura vasca (2ª jornada)

Estudiosos del cine, pintura, escultura, literatura-bertsolaritza, euskara, movimientos culturales, etc. han participado ayer y hoy en unas jornadas organizadas por la Fundación Bilbao 700 y Sabino Arana Fundazioa con el objetivo de reivindicar la memoria de las distintas manifestaciones culturales vascas surgidas durante el primer tercio del siglo XX y, más concretamente, las desarrolladas durante la dictadura en las lamentables condiciones impuestas por el franquismo.

Recuperando la memoria de la cultura vasca (2ª jornada)

El doctor en Historia Contemporánea por la UPV-EHU, Josu Chueca; el historiador Joseba Lopezortega; y la titulada superior en Música y licenciada en Psicología, Mercedes Albaina han sido los ponentes en la jornada de hoy.

Mercedes Albaina ha desgranado el rico panorama musical vasco de la preguerra. Albaina ha asegurado que a principios del siglo XX existía en el País Vasco una rica vida musical, “compartida por la sociedad como bien común”.

“Esto fue posible gracias a la sólida urdimbre tejida desde las primeras décadas del siglo, afanosa y sistemáticamente alrededor de una materia prima que brotaba con naturalidad de las ricas fuentes del folklore vasco”, ha asegurado.

Asimismo ha indicado que “la iniciativa institucional para promover la búsqueda y recopilación de la herencia musical y el rigor en las investigaciones de quienes se dedicaron a ello ofrecieron, para deleite colectivo, un catálogo repleto de canciones y danzas que ya no se perderían. Con esta base, los compositores adquirieron oficio en el País y después enfocaron sus oídos atentos hacia las vanguardias musicales y artísticas que florecían en Europa. Prometedores músicos vascos viajaron a las capitales musicales europeas en busca de herramientas con las que mostrar al mundo el espléndido patrimonio musical vasco. Fruto de ello fue una original combinación de talento y respeto a la tradición con la necesaria renovación del lenguaje musical. La ilusión de estos músicos de principios de siglo fue dominar las técnicas de composición para con ellas introducir la música vasca, con sus características idiomáticas propias, en el deslumbrante panorama europeo de la modernidad”.

“Sin embargo, de manera atroz y a pesar de tanta música, el desastre llegó y la guerra, necia y perversa, convirtió lo que era una conciencia colectiva que apenas contemplaba ideologías, en una cultura que tuvo que sobrevivir en lo que dio en llamarse “costumbrismo”, etiqueta que tranquilizaba a quienes veían peligro en aquello que, siendo peculiar, solo tenía como armas los sonidos de la tierra y las líneas de un pentagrama”, ha manifestado.

Por su parte, bajo el título, “La condición humana en el espejo de la BOS", el historiador Joseba Lopezortega ha analizado la incidencia de la Guerra Civil en la evolución de la Orquesta Sinfónica de Bilbao, entonces una orquesta “todavía joven y en proceso de consolidación”.

Según Lopezortega la guerra le produjo una gran brecha que le afecto gravemente en tres planos: por una lado,  “en el papel que la Orquesta se había impuesto en representar en su entorno social y cultural, imponiendo los nuevos directivos de la formación una programación marcadamente ideologizada y con un denso papel propagandístico favorable al nuevo régimen y alejado de los propósitos iniciales de la Orquesta de servir a toda la sociedad”.

Por otro lado, con referencia al personal de la Orquesta, aspecto este rastreable en la documentación conservada, Lopezortega ha señalado que “los nuevos directivos impusieron un régimen de represalia y recompensa, según la adscripción ideológica del personal en general”. 

Y por último, ha afirmado afirma que “la personalidad administrativa de la Orquesta quedó seriamente debilitada tras la ocupación de Bilbao por los franquistas, situación que se mantuvo hasta su progresiva consolidación en los años ochenta”.

El tema de la ponencia del doctor en Historia Contemporánea Josu Chueca ha sido el de las instituciones y los agentes que se pusieron en marcha para revivir y estructurar la cultura vasca a principios del siglo XX. En este sentido, Chueca ha recordado cómo en septiembre de 1918, en Oñate, como consecuencia del primer congreso de Estudios Vascos, a través de Eusko Ikaskuntza (Sociedad de Estudios Vascos) y de Euskaltzaindia (Academia de la Lengua Vasca), el euskera, la universidad vasca así como proyectos autonomistas “tuvieron un fuerte empuje, antes de que llegara la ruptura de 1936-1939”.

Con la llegada de la dictadura franquista, “a pesar de que los objetivos y las instituciones anteriormente mencionadas se debilitaron”, la realidad cultural actual “les debe mucho a esas asociaciones a favor de la cultura vasca que trabajaron durante todo el siglo XX”, ha destacado.

En la jornada de ayer, día 18, intervinieron el exdirector del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Javier Viar; la subdirectora de Labayru Fundazioa, Igone Etxebarria; y el periodista y escritor, experto en cine, Alberto López Echevarrieta.


Ya están disponibles en vídeo las ponencias de las Jornadas MEMORIA DE LA CULTURA VASCA