Nota de prensa 21 juillet 2020

El lugar del euskera en la sociedad vasca del futuro

• Sabino Arana Fundazioa y Euskaltzaindia han organizado hoy en Bilbao un seminario para reflexionar sobre la importancia del euskera en la sociedad vasca futura. • Andres Urrutia (presidente de Euskaltzaindia): “Debemos prever el futuro a medio plazo de Euskal Herria y asegurar la presencia del euskera en ese porvenir, pero deberá ser una presencia viva y eficaz, no testimonial”.

El lugar del euskera en la sociedad vasca del futuro

Bilbao (21-07-2020). La Fundación Sabino Arana y Euskaltzaindia han organizado hoy en Bilbao una jornada de reflexión sobre la sociedad vasca del futuro, en el que se han querido identificar nuevos ámbitos de uso del euskera en esa sociedad futura. “Hemos organizado este seminario con el objetivo de reconocer qué puntos fuertes, qué puntos débiles, qué oportunidades y qué amenazas puede tener el euskera en un contexto complejo, puesto que nos gustaría identificar los ámbitos de uso futuros del euskera e incidir en los mismos”, ha adelantado en el acto inaugural la presidenta de la Fundación Sabino Arana, Mireia Zarate. El presidente de Euskaltzaindia, Andrés Urrutia, también se ha referido al futuro en su breve intervención: “Tenemos que estar atentos a lo que se mueve en la sociedad actual y dar una respuesta rápida; tenemos que prever la Euskal Herria de mañana y asegurar la presencia del euskera en ese futuro, que deberá ser una presencia intensa y eficaz, no testimonial. Para ello, son necesarias este tipo de reflexiones”. En ese sentido, Urrutia ha recordado algo que el académico Luis Villasante escribió hace mucho tiempo en el libro Euskararen auziaz, en referencia al uso del euskera: “Las lenguas, sobre todo, están hechas para hablar, para usar en nuestros labios. Cuando se deja de hablar una lengua, comienza su camino hacia la tumba”.

 

El profesor de la UPV/EHU Iñaki Iurrebaso, en la primera conferencia del seminario, ha analizado la situación social del euskera, aportando datos demolingüísticos de las últimas décadas y señalando algunas claves del futuro. Sobre el uso, recuerda que la utilización de la lengua está por debajo del nivel de conocimiento (conocimiento: 28 % / uso: 15%). “En los ámbitos formales se ha incrementado su uso, pero no en los informales. En las zonas vascoparlantes ha descendido el uso del euskera y en las castellanoparlantes ha aumentado ligeramente”, explica el investigador. Iurrebaso también ha señalado tres claves para el futuro: “La importancia del ámbito informal es enorme y deberíamos priorizarlo; por otro lado, también en las zonas euskaldunes deberíamos hacer tanto esfuerzo como en las castellanoparlantes, porque las hemos tenido un poco olvidadas; y, por último, diría que se ha hecho un gran esfuerzo en la revitalización del euskera, y quizá por eso, el euskera todavía está vivo, así que los esfuerzos deben multiplicarse si queremos avanzar”.

 

A continuación, Gorka Espiau, director del Agirre Lehendakaria Center, ha planteado una cruda pregunta que da pie a la reflexión: “Se avecinan grandes transformaciones en el futuro. ¿Podemos pensar que el euskera es imprescindible para sacar adelante el siguiente proceso de transformación? Hace 40 años la respuesta fue afirmativa. ¿Y hoy?”. Y ha puesto un ejemplo muy clarificador: “Hace 40 años, la sociedad vasca intuyó que la revitalización del euskera era imprescindible. Por ejemplo, en Irlanda ocurrió todo lo contrario”. Pero según Espiau, las narrativas que se escuchan hoy en día no van en la misma dirección, lo cual es muy grave: “una cosa es lo que estamos diciendo en público, es decir, que estamos a favor del euskera; pero hay otra narrativa que luego escondemos (la pensamos, pero no la decimos); y, por último, hay una metanarrativa, para mí la más importante: ¿Creemos sinceramente que el euskera es necesario en la transformación que viene? Si la respuesta es no, entonces tenemos un tremendo problema”. Por ello, el experto destaca que debemos convertir toda Euskal Herria en un centro de experimentación “donde el euskera se convierta en un elemento diferencial en las interconexiones entre diferentes áreas y ámbitos”. Espiau también ha recordado que el euskera tiene un valor añadido porque está ligado a una “cosmovisión” propia.

 

    Ibon Zugasti, director de Prospektiker, ha analizado en su discurso los comportamientos globales en la actualidad, y de ahí ha saltado a los escenarios locales. A continuación, ha subrayado la necesidad de construir conjuntamente los escenarios de futuro del euskera ante nuevas situaciones. Para ello, Zugasti ha dicho que hay que tener en cuenta el capital humano, así como el capital social, cultural, económico, político y, cómo no, las infraestructuras. El experto también ha desgranado los retos globales del mundo y, de paso, la complejidad de sus soluciones. Respecto al euskera, ha dicho que “tenemos que establecer en la agenda internacional” la cuestión de las lenguas minorizadas; si no, ha advertido de que “unos pocos” establecerán “la agenda de todos”.

 

Tiempo de transformaciones de nuevas maneras de hacer las cosas

 

El profesor de la Universidad de Deusto Xabier Barandiaran ha dicho que el euskera debe situarse en el centro de la política en el futuro, pero ha reconocido que para ello es imprescindible comprender la profunda transformación que vivimos: “Los espacios relacionales han cambiado y se han ampliado de manera notable, principalmente en el ámbito económico; nuestras identidades sociales y culturales han entrado en una transformación enorme; también vivimos una transformación en el mundo político, donde la crisis de la nación-estado y la capacidad de transformación del sistema público atraviesan momentos difíciles. Por tanto, las instituciones públicas no pueden responder a las nuevas realidades: las actuales estructuras públicas se han convertido en agencias de servicios y han perdido capacidad de transformación”.

 

Ante este inquietante marco, Barandiaran ha recordado que la lengua no es un mero instrumento de comunicación, sino “la institución más importante que tiene un pueblo”. “El euskera crea un mundo, lo ha creado, pero el futuro de nuestra lengua está ligado con el futuro de la comunidad política, y, a su vez, la lengua da forma a esa comunidad política, porque la lengua, entre otras cosas, es interacción y comunicación, es decir, crea actitudes, valores, conductas… en definitiva, interacción de todo un mundo. De ella, yo quiero que se asegure el mundo del euskera, porque, al fin y al cabo, es una forma de ser libre”.

 

El docente se ha referido al fortalecimiento de la comunidad vasca “en valores, en conocimiento, en capacidad de relación” y ha destacado algún que otro punto de partida, como es el proyecto 'Etorkizuna Eraikiz' impulsado por la Diputación Foral de Gipuzkoa: “El objetivo de este proyecto es hacer a nuestra ciudadanía dueña de la nueva agenda política, primando la igualdad, el cambio climático, la tecnología, etc. Y proponemos otra forma de hacer las cosas, trabajando en el futuro las relaciones entre seres humanos, planteando de otra manera las relaciones en los espacios de la comunidad política. Y todo esto es importante porque si tenemos la capacidad de mantener nuestra comunidad política, nuestra lengua tendrá futuro”.

 

Arantza del Pozo, directora del Departamento de Tecnologías Lingüísticas y de la Voz de Vicomtech, se ha referido a la importancia de las tecnologías avanzadas y ha advertido de la escasa presencia del euskera en este ámbito: “Todos los días utilizamos nuevas herramientas, dispositivos y aplicaciones e incluso hablamos con esos dispositivos, pero el euskera no está presente. En el futuro se utilizarán la voz y los idiomas para interactuar con los dispositivos, y el euskera también debería estar ahí”. Según la experta, “El euskera se ha beneficiado enormemente de los avances tecnológicos que se han desarrollado para otras lenguas, pero, por otro lado, la tecnología debe afrontar todavía muchos retos: por ejemplo, las variedades dialectales o el lenguaje espontáneo; el mundo futuro ya está entre nosotros y se necesita una estrategia tecnológica para ubicar el euskera en ese ámbito o para asegurar su presencia en el mismo. Para ello, es imprescindible la colaboración público-privada”.

 

    Andoni Eizagirre, docente en Mondragon Unibertsitatea, y Ion Muñoa, docente en la Universidad de Deusto, han debatido sobre la transformación del proceso de comunicación y socialización. “Vivimos una época de transformación, de cambios en los asuntos de fondo, y esta transformación tiene dos características: que es intrageneracional, es decir, que una generación conocerá más de una transformación; y que es global”, ha explicado Eizagirre. Pero reconoce que tenemos serias dificultades para entender esta transformación, y que ésta condiciona la reflexión sobre pueblo vasco o la patria vasca: “Tenemos que tomarle la medida a lo que está pasando y sacar conclusiones adecuadas para dar soluciones. Hay que entender bien las transformaciones estructurales y después tomarnos bien la medida a nosotros mismos”. Eizagirre ha dicho que, sabiendo todo esto, habría que intentar influir en los elementos que están en nuestras manos.

 

Tirando del mismo hilo, Muñoa ha señalado que “se está produciendo una profunda transformación de los procesos de comunicación y socialización”, y ha recordado que el lenguaje es un elemento central tanto en la comunicación como en la socialización. Pero la sociedad vasca también ha cambiado mucho en los últimos años y la realidad social está cada vez más mediatizada. Y la pregunta obligada ha venido después: “En un espacio comunicativo general con estas características, ¿hay posibilidad de abordar nuevos espacios y oportunidades para el futuro del euskera?". Ambos docentes han aportado al debate respuestas y preguntas indistintamente, estableciendo numerosos hitos para la reflexión. ¿Qué se puede hacer? Eizagirre y Muñoa han señalado cuatro ideas: “Crear medios comunes en el nuevo ecosistema comunicativo; tratar de encontrar elementos comunes y nuevas referenciales en el espacio fragmentado existente (tratar de combinar los símbolos globales con el mundo en euskera); fomentar la producción de elementos propios en el espacio fragmentado existente; y potenciar los procesos de socialización en espacios comunes compartidos menos dependientes de la intermediación, aprovechando el espacio físico y las estructuras sociales”.