Nota de prensa 5 avril 2019

El Parlamento Europeo como motor de la integración política y democrática europea

• En el 40 aniversario de la celebración de las primeras elecciones al Parlamento Europeo, expertos reflexionan sobre cómo se ha desarrollado el proceso de integración, en qué momento se encuentra en la actualidad y qué escenarios se vislumbran sobre el futuro de la Unión.

El Parlamento Europeo como motor de la integración política y democrática europea

Bajo el título “Hacia una democracia europea: 40 años de las primeras elecciones al Parlamento Europeo”, el Instituto de Demócratas Europeos (IED) y Sabino Arana Fundazioa han reunido a cerca de cuarenta expertos, entre académicos, políticos, exeurodiputados y representantes institucionales, para analizar el pasado, presente y futuro del máximo órgano legislativo de la Unión Europea. Según los expertos, 40 años después de aquellas primeras elecciones, “es precisamente en esta institución donde podemos encontrar el germen del relanzamiento de la construcción europea”.

 

La jornada ha comenzado con las intervenciones de Claes H. de Vreese, profesor de Comunicación Política en The Amsterdam School of Communication Research -ASCoR-, y de Igor Filibi, profesor de Relaciones Internacionales de la UPV-EHU, quienes han valorado la integración europea como “uno de los mayores experimentos políticos y, probablemente, el mayor conseguido por medios pacíficos”.

 

Filibi ha señalado que es un “buen momento para reflexionar sobre la evolución de una institución que nació como un órgano secundario, apenas sin poderes efectivos, y se ha convertido en el colegislador de la Unión junto con el Consejo”.

 

En este sentido, el profesor de Relaciones Internacionales de la UPV-EHU, ha asegurado que “tras repasar su trayectoria, puede afirmarse que el Parlamento Europeo posee más poder y capacidad de influencia de lo que a menudo se dice”. “Esto es hoy más cierto que nunca, en un contexto marcado por el Brexit y el debate sobre el futuro de Europa”, ha subrayado.

 

El resto de la jornada se ha estructurado en base a dos mesas redondas, moderadas y presentadas por la eurodiputada y vicepresidenta del grupo ALDE, Izaskun Bilbao Barandica.

 

En la primera, hemos escuchado la experiencia de dos exeuroparlamentarios vascos a través de los testimonios de Txema Montero, parlamentario europeo con HB entre 1987 y 1990, y Josu Ortuondo, con Coalición Nacionalista – La Europa de los Pueblos y Galeusca – Pueblos de Europa, entre 1999-2009.

 

Txema Montero ha relatado su corta pero intensa experiencia europea por los acontecimientos que vivió en torno a las conversaciones de Argel conducentes al fin de ETA, “que acabaron generando una gran frustración general y en mi caso personal”. En aquella época, Montero también vivió el atentado contra sus compañeros de militancia en el Hotel Alcalá, con un parlamentario asesinado (Josu Muguruza) y otro gravemente herido (Iñaki Esnaola); los atentados sin fin de ETA; la liberación de Nelson Mandela a quien conoció personalmente en el Parlamento Europeo; el imposible acuerdo en Palestina (también conoció a Yaser Arafat en el propio Parlamento); y el siempre fluctuante proceso de acuerdo en el Norte de Irlanda,…

 

Según Txema Montero, la pretensión de Herri Batasuna en aquellos años era sencilla: “tener un altavoz en Europa, una tarjeta de presentación para internacionalizar la causa vasca y resolver el conflicto. Los aliados dentro del Parlamento eran muy escasos, algún verde alternativo alemán; los interesados en la situación vasco-española muchos más, pero cautelosos cuando no cuasi-clandestinos”.

 

La utilización del acta de eurodiputado a modo de tarjeta de presentación ante instituciones y personalidades internacionales, según Montero, funciona “pues éramos recibidos por personas e instituciones que justificaban su trato precisamente en el hecho de ser una fuerza con representación parlamentaria”.

 

Txema Montero ha afirmado que “el Parlamento Europeo me descubrió un modelo político basado en la constante reclamación de su propio poder legislativo real frente a la Comisión y el Consejo, reclamación que se devaluaba por la también constante necesidad de un consenso para que las instituciones europeas fuesen tomando forma. Algo muy distinto a la situación actual”.

 

Evolución de la representación política

 

Para Josu Ortuondo, el paso de 9 a 27 estados durante estos 40 años ha conllevado la aparición de una mayor diversidad de pensamientos políticos en la cámara.

 

Asimismo, Ortuondo ha destacado que la aprobación, en 2014, del Estatuto de los Partidos Políticos Europeos, “permite una mejor canalización de las afinidades políticas transnacionales y contribuye a la estabilidad parlamentaria y política de la Unión Europea”. No obstante, según el exeurodiputado “siguen existiendo partidos y movimientos políticos estatales que no se integran en ningún partido europeo, sobre todo los antieuropeos”.

 

Josu Ortuondo ha añadido que “en este tiempo, los grupos parlamentarios pasan de 6 a 8, crecen un tercio, si bien al haberse integrado dos de los iniciales, en realidad han aparecido tres nuevos: conservadores y Reformistas Europeos (británicos escindidos del PPE y checos: conservadurismo, euroescepticismo y antifederalismo), que suponen el 10,1% de escaños; Europa de la Libertad y la Democracia Directa (extrema derecha, conservadurismo y nacionalismo euroescéptico): 5,5% de escaños; y Europa de las Naciones y de las Libertades (populismo, nacionalismo euroescéptico): 4,9% de los escaños”.

 

De todo ello, para Josu Ortuondo, se desprenden dos vectores: uno, “que las nuevas formaciones tienen el elemento común del euroescepticismo y que a pesar de la grave crisis económica padecida en la que todas las culpas se echaban a Bruselas, su representación solo supone el 20,5%, es decir, una quinta parte”. Y dos, “que las fuerzas proeuropeístas permanecen consolidadas suponiendo una sólida mayoría que garantizan el imprescindible respaldo político de cara al futuro de la Unión”.

 

En la segunda mesa redonda han intervenido Antonio Argenziano, secretario general de Juventud Federalista Europea; y Petr Mucha, del Comité de Programas de la Fundación 2000 de Praga.

 

Según Mucha, quien fue uno de los principales líderes estudiantiles de la Revolución de Terciopelo en Praga, movimiento pacífico por el cual el Partido Comunista de Checoslovaquia perdió el monopolio del poder político en 1989, “la percepción de la Unión Europea ha evolucionado de manera significativa en Europa Central desde la caída del telón de acero”.

 

“Comenzando por un simple deseo de ‘volver a Europa’ desde el yugo soviético en los años 90, estos países han afrontado distintos retos que planteaba la realidad post-totalitaria. A pesar de que algunos de ellos parecen estar actualmente retrocediendo de los ideales democráticos europeos, también hay signos de esperanza”, ha afirmado.

 

Y finalmente, Antonio Argenziano, ha constatado que aunque, normalmente, desde siempre los asuntos de carácter nacional y los equilibrios en la política italiana han prevalecido en el debate público sobre las elecciones europeas, en los últimos años, algo está cambiando. “Los asuntos europeos están permanentemente presentes en las declaraciones políticas y la posición italiana sobre la Unión Europea y su futuro está más cuestionada que nunca. Comparando los eslóganes y las campañas de la última década, algo ha cambiado”, ha afirmado. En este sentido, el secretario general de Juventud Federalista Europea se pregunta ¿Se ha vuelto europeo el debate político o son tan importantes los temas europeos como para prevalecer sobre los temas nacionales?